Dormir en un avión puede ser muy complicado. Para algunas personas es misión casi imposible, especialmente si tienen miedo a volar. El colmo de la desgracia es tener sentado al lado a uno de esos seres con la increíble capacidad de quedarse k.o. antes incluso de enfilar la pista de despegue.
Encogid@ en una butaca en la que apenas cabe un cuerpo de dimensiones normales, con las rodillas chocando contra el respaldo delantero y una luz brillante iluminando la cabina. Añade a eso un ambiente reseco y una lucha silenciosa por cada centímetro de reposabrazos. No parecen las mejores condiciones para descansar, ¿verdad?
Cuando la perspectiva son doce largas horas de vuelo sin poder pegar ojo, los problemas para dormir se convierten en una de las cosas que más irrita a los viajeros. Incluso cuando no se tiene la suerte de viajar en primera clase, descansar en las alturas es posible si se siguen algunos consejos:
mentalízate:
Aunque parezca una obviedad, la actitud condiciona las posibilidades de éxito a la hora de descansar. No es lo mismo abordar el aparato pensando en las horas que nos esperan metidos en un tubo sin ventilzación que hacerlo relajados y con la idea de aprovechar el ‘aislamiento’ para disfrutar de un buen libro o película.
También es conveniente planificar el tiempo de descanso. ¿Se trata de un vuelo en el que va a haber suficiente tiempo para descansar o con escalas intermedias? Calcular las oportunidades para el sueño es imprescindible cuando se toman fármacos, ya que no ajustar la duración de los efectos al tiempo previsto para dormir puede hacernos llegar al destino demasiado atontados.
anula tus sentidos:
Muchas aerolíneas facilitan a los pasajeros algunos elementos que contribuyen a hacer más placenteros los vuelos largos. Los tapones y el antifaz no suelen faltar en estos kits. No los minusvalores, pueden facilitar mucho el quedar dormido, sobre todo si tienes problemas para hacerlo cuando la luz de la cabina permanece encendida. En su defecto, llevar contigo unos buenos auriculares con cancelación de ruido y música relajante pueden ayudarte mucho.
busca el asiento perfecto:
El escenario soñado es no tener vecino de asiento. Eso te permitirá estirar las piernas y, en el mejor de los casos, tumbarte por completo. Si no es posible, muchos de los viajeros consideran que los mejores asientos para descansar son los de ventanilla porque permiten apoyarse en la pared. Además, nos evitaremos ser molestados por un vecino de asiento que quiere salir al baño o estirar las piernas.
Mejor en la parte trasera del avión, porque aumentan las posibilidades de que los asientos libres se repartan por esta zona. Seatguru es una de esas aplicaciones para viajar que te ayuda a elegir el mejor asiento.
cuidado con la postura:
Reclina el asiento. Estás en tu derecho de hacerlo, pero sé respetuoso porque este es el principal motivo de conflicto entre pasajeros, por lo que muchos optarían pos eliminarlos. Por supuesto, no lo hagas antes de que se apaguen las luces del cinturón ni mientras se sirve la comida. Lo más correcto sería esperar a que se apaguen las luces de la cabina, aunque prácticamente nadie lo hace.
escoge las prendas adecuadas:
Muchos viajeros están acostumbrados a descalzarse en los vuelos largos, pero este es uno de los temas más peliagudos sobre los que resulta correcto o no hacer en un avión. Algunas aerolíneas facilitan entre otras cosas un par de calcetines gruesos. Si no, no está de más que los traigas. Eliminar la presión de los zapatos facilita sin duda el descanso.
En cuanto a la ropa, sin llegar al extremo de viajar con el pijama (hay quien sí se lleva el pantalón), sí es importante elegir prendas cómodas y holgadas, sobre todo en la parte inferior. Llevar un calzado fácil de poner y quitar hará que no resulte tan engorroso pasar los controles del aeropuerto.
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prohibido el café:
Si tenemos intención de dormir, las bebidas estimulantes están desaconsejadas antes y durante el vuelo. La mejor opción es el agua, mucha agua. La baja humedad dentro del avión aumenta la sensación de sequedad en las vías respiratorias y los ojos. Por eso es conveniente hidratarse con agua y zumos.
la almohada:
Entramos en el apartado crítico que marca la diferencia entre poder descansar o llegar destrozado al destino. Las almohadas que facilitan las compañías en los vuelos transoceánicos no son gran cosa, pero ayudan a apoyar la cabeza sobre el lateral o sirven como soporte lumbar. A partir de ahí, se abre todo un universo de posibilidades. Elegir la almohada adecuada es un punto vital y que merecería otra publicación aparte.
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Xavi Moret
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